Un Discipulado Orgánico

En su sentido más puro el discipulado es “ven y sígueme”

El discipulado orgánico es tan necesario en el Cuerpo de Cristo hoy; sin embargo, lo que se ofrece el día de hoy como “discipulado” es una imitación barata. El estilo de vida de los santos y su impacto en la sociedad es prueba de ello.

 

Primero permítanme comenzar donde comienza el Señor. Toda motivación en el Reino de Dios debe tener como fundamento el amor. El amor movió al Padre a enviar al Hijo y debe ser también el que nos impulse a actuar en favor de los demás, de la Iglesia y de su Reino.

 

El único discipulado orgánico (nacido de la Cabeza de la Iglesia, el Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo) es el que está libre de la contaminación del sistema religioso. Cualquier discipulado que esté motivado por el deber o el miedo y que dé como resultado un programa sistemático de información aplicada al propósito del “crecimiento” nunca será orgánico. Como podemos ver en 500 años de seminarios y cursos de discipulado, los efectos tanto en el discípulo como en la sociedad han sido mínimos.

 

                                       “Predica el Evangelio en todo tiempo y, en caso de ser necesario, usa las palabras”

                               Dieter F. Uchtdorf

 

En su sentido más puro el discipulado es “ven y sígueme”, camina donde yo camino y observa a Cristo en nosotros como la esperanza de gloria en acción. Los padres de la fe en la iglesia primitiva engendraron hijos en la fe y esos hijos engendraron más hijos. En la Iglesia primitiva, todos los creyentes (discípulos) podían señalar a un individuo, ya sea hombre o mujer, de quien aprendieron el “modelo de Cristo”. Para que conste, nunca dejas de ser un discípulo en el Reino porque siempre estamos aprendiendo y siempre avanzando hacia el premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús.

 

Uno de los mayores errores de la Iglesia fue cuando comenzaron a llamar a su enseñanza de discipulado el “modelo apostólico” en lugar de atribuir la enseñanza al Señor Jesucristo, quien es el Apóstol Mayor. Conferimos la gloria del Señor a simples mortales, hombres que podían caer y que aún estaban en el proceso de ser transformados. Así es como el sistema religioso dio a luz a la adoración de los líderes cristianos (a las celebridades), su atuendo, sus dones y su “posición” en lugar de su historial espiritual probado y no un “éxito” medido, humano y mundano. La verdadera fidelidad sólo se observa en un caminar cercano que sólo existe en medio de una confianza relacional permanente en el tiempo.

 

Como resultado, el verdadero discipulado no es solo compartir información, sino impartir la misma vida de Cristo que obra a través de nosotros para hacer Su voluntad sobre la tierra.

 

Hace muchos años, participé en una reunión organizada por mi padre espiritual, Don Atkin de Mathews North Carolina, donde escuché a David Shirkey compartir y donde aclaró las diferencias distintivas entre enseñar, entrenar y equipar, con las siguientes palabras:

Tres sistemas de aprendizaje incluidos en el discipulado integral:

  1. La enseñanza aumenta el conocimiento; por consiguiente, la enseñanza se centra en el contenido
  2. La capacitación aumenta las habilidades; por lo tanto, la capacitación se enfoca en el trabajo
  3. Equipar aumenta la capacidad; en consecuencia, Equipar se centra en la persona

 

Las iglesias están llenas de personas con información, pero nunca han sido verdaderamente equipadas porque nunca han sido verdaderamente amadas.

Mi punto al compartir esto es que el discipulado orgánico comienza con el número 3 y en el proceso incluirá el 1 y el 2. El sistema religioso se enfoca en hacer mucho del número 1 pero como santos maduros con dones cuádruples [Efesios 4:11–16] hemos sido llamados a equipar.

Veamos una Escritura donde podemos ver a Pablo recordando a los filipenses que continúen en su equipamiento, su ejemplo, lo que vivió delante de ellos.

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí,  esto haced, y el DIOS de paz estará con vosotros”.

(Filipenses 4:9, BTX IV)

 

Mientras que meditaba sobre las palabras griegas, estas cuatro cosas me llamaron la atención por medio del Espiritu.

El discipulado es impartir la aplicación práctica, es impartir tu vida

En Filipenses 2 está tratando de recordarles que se amen unos a otros y mantengan la unidad en el Cuerpo. Él les da dos formas muy prácticas para ver si realmente están viviendo estas dos cosas, la aplicación se encuentra en los versículos tres y cuatro.

“…completad mi gozo, para que seáis de un mismo sentir, teniendo un mismo amor, unánimes, teniendo los mismos sentimientos.

Nada hagáis por rivalidad ni por vanagloria, sino con humildad, considerándoos los unos a los otros como superiores a vosotros mismos.

No mirando cada cual por su propio interés, sino aun por el de los demás”.

(Filipenses 2:2–4, BTX IV)

 

Las cosas que has aprendido que ahora tienes cerca y queridas

“Lo que aprendisteis y recibisteis…”: Hasta que el creyente (discípulo) reciba la enseñanza (manifestándola públicamente con su acción por el uso práctico y el respeto público por la enseñanza) todavía no ha habido

comprensión y no habrá madurez resultante. Nosotros como líderes no somos responsables de que el discípulo lo reciba, esa es obra del Espíritu Santo. Somos responsables de vivir el mensaje de Cristo de tal manera que honre la verdadera naturaleza del Señor.

 

Las cosas que has escuchado en el camino

… y oísteis [aprendisteis]”: Debe haber un caminar juntos; la proximidad es importante, pero se puede lograr hasta cierto punto utilizando la tecnología mediante una comunicación frecuente y sincera.

La palabra griega akoloutheo (ak-ol-oo-theh’-o) del NT: “a” (como una partícula de unión) y “keleuthos” (un camino); propiamente, estar en la misma manera con, es decir, acompañar (especialmente, como discípulo).

 

  Las cosas que has visto de mi ejemplo

“…y visteis en mí”: Si nunca vieron a Pablo poniendo a otros primero, entonces no habrá equipamiento.

Si no vas a vivir diariamente lo que enseñas delante de un discípulo, no habrá discipulado.

 

Así como todos los doctorados del mundo no te harán un mejor equipador, como tampoco toda la información espiritual del mundo no te hará un mejor discípulo.

El Señor está llamando a sus líderes a ir más alto.

Que el Padre nos conceda sabiduría al unirnos a Él mientras construye Su Iglesia a través de nosotros.

 

Con mucho amor,

 

José L. Bosque

 

Que el Señor suscite padres para la próxima generación en nuestros tiempos.

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